viernes, 22 de mayo de 2009

SHOAH


Al abordar un análisis o comentario sobre este documental de Claude Lanzmann, desde el punto de visto técnico y objetivo, hay algunas cosas que me llaman la atención: no se recurre a ningún tipo de imágenes de archivo, toda la obra se estructura en entrevistas sin cortes en tiempo presente y en visitas a los lugares donde ocurrieron los hechos. Tampoco existe ningún tipo de banda sonora o acompañamiento musical. Todo esto me lleva a pensar, que Lanzmann buscaba la máxima sensación de realidad y verosimilitud, de mostrar a testigos de esos horribles hechos, contando y describiendo sus vivencias personales. En varias ocasiones interviene él mismo para animar a las personas a que sigan contando sus historias cuando ve que estos se están derrumbando psicológicamente, diciendo que es importante, que hace falta que se sepa ese testimonio.

Sobre temas tan delicados y polémicos como el que trata este documental, se haga el tipo de obra o reflexión que se haga siempre van a surgir críticas. Como he dicho antes, Lanzmann busca que su obra sea lo más real posible. Estoy de acuerdo en que estas cosas deben contarse, y que la gente debe saber lo que ha pasado. En cuanto a la forma de llevarlo a cabo, discrepo en algunos aspectos. En concreto la parte en la que un hombre aparece contando su experiencia como peluquero en un campo de exterminio, en su actual trabajo, una peluquería, mientras le está cortando el pelo a otro hombre. Comprendo que Lanzmann quería buscar un paralelismo y un tono más realista, pero no creo que sea apropiado hablar de esos temas mientras se está ejerciendo cualquier otra tarea, como si estuvieras hablando del tiempo o de fútbol. Debería haber tenido algo más de delicadeza en esa parte, aunque esto es solo mi opinión. Dá la impresión de que este hecho estuviera planificado antes de la entrevista, lo cual contradeceria la búsqueda de realismo de Lanzmann.

Carlos Ramos Callejo

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