Resulta inconcebible en los tiempos que corren, que un afamado artista, cuyas obras son reconocidas a nivel internacional, sea un completo desconocido. Permanecer en el anonimato le convierte, independientemente de su obra, en un auténtico transgresor, y al mismo tiempo le envuelve en un halo de misterio que sólo personajes a la altura de Superman, Batman o Spiderman podrían alcanzar.
Bajo el pseudónimo de Banksy, nuestro artista enmascarado ha sembrado durante años la polémica. Existen dos aspectos fundamentales destacables en la obra de Banksy: por un lado la temática revolucionaria y transgresora, crítica y de denuncia, marcadamente anti-sistema, que se traduce en imágenes potentes cargadas de ironía y simbolismo; por otro (y esto es lo verdaderamente apasionante), es el único artista urbano que ha conseguido introducir sus obras clandestinamente en célebres museos, y que éstos, lejos de retirarlas, las incorporen a sus propias colecciones.
Sus trabajos se subastan por cifras desorbitantes, y está definitivamente de moda en las altas esferas, también ha realizado algún trabajo de carácter comercial para alguna que otra marca. Es por todo ello, que para muchos graffiteros y artistas callejeros Banksy ha traicionado la verdadera esencia del arte urbano: el anti-elitismo, el carácter revolucionario e inconformista, y el contexto espacial en el que deben encontrarse las obras.
En varias de sus supuestas declaraciones, Banksy se pronuncia sobre su anonimato y la comercialización de sus obras. Él entiende como necesaria su condición anónima: su arte es ilegal, si su identidad saliera a la luz, supondría el fin de su arte. Parece simple, pero uno no deja de preguntarse si eso es realmente así, o si verdaderamente estamos frente a una campaña de marketing paradigmática y sin precedentes en el mundo del arte.
Banksy asegura no recibir ni un centavo de las obras que se subastan. Su filosofía se basa en el principio de que “el primero que la encuentra, es el que se la lleva”. Muchos de sus trabajos subastados fueron fruto de un trueque antes de convertirse en un artista afamado. Reconoce que ha realizado algunos trabajos comerciales, pero recuerda que ha rechazado la mayoría de las ofertas que ha recibido (muchas multimillonarias).
Piensen lo que piensen, Banksy sigue haciendo de las suyas: exposiciones alternativas, rodando películas (el documental recientemente estrenado “Exit Through the Gift Shop”), transgrediendo y generando polémica, como en el caso de la cabecera alternativa que diseñó para la serie de animación The Simpsons.
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