Satélites, cámaras de seguridad, de tráfico, del ejército, científicas… cada día resulta más evidente que vivimos en un mundo híper-visible, que se caracteriza por la cantidad de máquinas que capturan constantemente nuestra realidad, nos filman a nosotros y por ende recogen nuestro estilo de vida sin pretenderlo.
Todas esas tecnologías son concebidas inicialmente con un fin específico, un fin ajeno al concepto artístico de creación, ajeno a la intención de provocar emociones o sensaciones en el espectador, ajeno muchas veces incluso a la difusión: un fin que no es en principio ni el de la “contemplación” ni el impacto sensorial. La mayoría de esas imágenes apenas serán visionadas en algunos casos, y tan sólo de forma fragmentada.
Los tipos de lenguaje que generan estas imágenes son cada vez más utilizados como herramienta para crear contenidos de ficción para cine, televisión, publicidad o videojuegos. Llegan a nosotros también a través de las noticias, de sucesos reales que impregnan nuestra memoria de imágenes que para nosotros serán referentes. Cada vez con más frecuencia, estos lenguajes se integran también dentro de las técnicas, los mensajes y las reflexiones, de algunos artistas contemporáneos.
Este es el caso Jon Rafman y de su trabajo Nine Eyes. El artista presenta una obra desarrollada a partir de una búsqueda entre las miles de fotografías que contiene la aplicación Google Street View de Google Maps. El nombre del trabajo se inspira en las nueve cámaras que van capturando las instantáneas que luego formarán las panorámicas que nos ofrece Google Street View. La búsqueda, aunque probablemente ardua y tediosa, ha obtenido sus frutos: los resultados se pueden disfrutar a través del blog del propio artista, o bien, para los más afortunados, en la exposición que actualmente acoge el New Museum de New York.
Las fotografías que recoge Nine Eyes nos plantean una nueva forma de mirar hacia nosotros mismos, hacia nuestra realidad, nuestra sociedad, nuestra cotidianidad, nuestro planeta... y también nos ofrece un trabajo en el que existen piezas de exquisita esencia fotográfica (encuadre, líneas de fuga, colores, escenas…), y piezas de gran valor foto-documental: se trata de un enfoque sin precedentes en la historia de la fotografía. Un proceso creativo que implica la reproductividad técnica, tal como lo contemplaba Walter Benjamin, una selección de la realidad por parte del artista a través de la tecnología, sólo que en un formato renovado y con una tecnología reciente: Internet.
Pero tampoco debemos olvidar que todas las reflexiones y conclusiones que saquemos a partir de esas imágenes (y de muchas otras que forman parte de la memoria audiovisual de cada uno), no dejarán de ser más que meras interpretaciones personales de lo que es la auténtica realidad: lo que nunca serán es un verdadero referente basado en nuestra propia experiencia, en nuestras vivencias… ¿o sí…? Porque no sólo a los artistas se les ocurren ideas relacionadas con las fotografías de Goggle Street View, también hay quién, premeditada y pacientemente, espera a que las cámaras de Google pasen cerca de su casa, para tener su “minuto de gloria”, o mejor dicho, sus “frames” de gloria, dentro de la densidad de imágenes que nos envuelven y nos enmarañan desde la red.
Internet es de todos, y para todos… en lo bueno y en lo malo… amén…
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